¿Por qué Obama es un buen comunicador? Las claves no verbales

Barack Obama posee una gran capacidad para gestionar sus emociones, sabiendo reaccionar adecuadamente ante cualquier situación. La gente confía en sus palabras, porque a través de su puesta en escena transmite trasparencia, honestidad y humanidad. Conecta con el auditorio gracias a su naturalidad, humildad y empatía.

La naturalidad se pone de manifiesto porque a pesar de ser el presidente de los Estados Unidos, es espontáneo y sencillo en la manera de ser y comportarse. Y así reacciona, con naturalidad, ante cualquier problema que pueda surgir durante la conferencia.

Su humildad porque frecuentemente reconoce que no tiene la verdad sobre las cosas y, por tanto, puede equivocarse; así en múltiples discursos en los que se ha equivocado ha pedido perdón, asumiendo que no es un hombre perfecto. Su frase admitiéndolo,  “yo no voy a ser un presidente perfecto”, consigue que lo que cuenta llegue directamente al corazón de las personas que le escuchan.

Con la empatía consigue leer lo que el auditorio siente en ese momento manejando a la perfección los hilos de las emociones.

Entre los múltiples componentes no verbales que acompañan a los discursos de Obama, personalmente destacan los siguientes:

Su imagen.
Su cuidada apariencia le acerca al público confluyendo su cuidado vestuario, su amplia y franca sonrisa (intercala de vez en cuando en su discurso) y su gesto de llevarse la mano al corazón mientras habla.

Su seguridad.
La postura de Obama es erguida y siempre se muestra tranquilo. Cuando utiliza el atril en sus discursos pone sus manos a ambos lados, sin tensión, mostrando seguridad. Cuando camina lo hace de manera rítmica, con los hombros rectos y la cabeza alta, pero sin dar muestras de ser engreído u orgulloso.

Su dominio de las cualidades de la voz.

Obama sabe emplear muy bien su voz. Utiliza a la perfección los silencios y las pausas y emplea distintos tonos de voz según lo requiera el momento. Así eleva el tono de voz cuando quiere enfatizar una parte de su discurso y lo baja cuando quiere dar muestras de desaprobación. Además juega con el ritmo de su discurso para atraer la atención sobre las ideas que quiere resaltar: lo acelera cuando emplea repeticiones de ideas o frases entrecortadas y lo ralentiza en otros momentos.

El empleo de abundantes gestos ilustradores y emblemas.

Acompaña a sus palabras con ademanes suaves, pero firmes, y a veces refrenda sus palabras con emblemas: como hacer que llama a la puerta o que escribe en el aire o para mostrando la palma de su mano en señal de stop detener imaginariamente una idea.

Su sinceridad y sus muestras emotivas.
Su clásico gesto de llevarse la mano al corazón en los momentos clave, confiere sinceridad y emotividad a sus palabras.

Su clásico gesto de llevarse la mano al corazón en los momentos clave, confiere sinceridad y emotividad a sus palabras.
 
Sus gestos de agradecimiento y conexión con el auditorio.
Siempre que acude al estrado lo hace aplaudiendo a su público y cuando se dirige a él va haciendo un barrido lento con su mirada de izquierda a derecha. Con ello transmite a su auditorio que son importantes para él y que su discurso va dirigido a cada uno de ellos. Es como si mirara uno a uno a todos los allí presentes.


Veamos una de sus puestas en escena donde se ponen de manifiesto muchas de las claves aquí mencionadas, conectando y llevando al “clímax” a todo el auditorio, gestionando con maestría las emociones, haciendo que todo el mundo se sienta identificado con su mensaje y dando muestras de su naturalidad, humildad y compromiso:


(Canal "analistanoverbal" - You Tube)

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